domingo, 17 de enero de 2016

Crítica: Los Odiosos Ocho



Nuevamente Tarantino en su más puro estilo. Si bien, la película que hoy nos acontece tiene ciertas remanencias de Django Desencadenado y diría que Reservoir Dogs, no estaría mal clasificar a esta película como un western de misterio, presentándose como western la ambientación de la película, tanto su geografía, el vestuario, así como la época historia que trata de reflejar el buen hacedor de cine que es el angelino. Una época marcada por la anterior guerra de secesión, confederados vs “yankees”, hermanos vs hermanos al fin y al cabo, únicamente diferenciados por sus ideales. Que cada uno juzgue quien tiene razón desde el punto de vista ético y moral. Yo desde luego no soy partidario de la esclavitud, ni en esta época ni en épocas pasadas. 


Los odiosos ocho, trata de ser un western al más puro estilo Django Desencadenado (en mi opinión, mejor la película protagonizada por Jamie Foxxx y Christopher Waltz), en el que nos cuentan la historia de una serie de personajes, comenzando por John Ruth ( Kurt Rusell) y Daisy Domergue ( Jennifer Jason Leigh), siendo el primero un cazarrecompensas llamado la horca que lleva a la segunda ( una asesina y fugitiva de la Ley) a Red Rock para ser ahorcada (de ahí el apodo de Jon, el cual da bastante juego a lo largo de la película, dejándonos una frase muy Tarantino para la posteridad: Solo hay que ahorcar a los cabrones infames, pero a los cabrones infames hay que ahorcarlos). En el camino, se desembocara una ventisca, teniendo que realizar una parada en la mercería de Minnie, encontrando previamente al Mayor Warren (un genial Samuel L. Jackson, siendo nuevamente protagonista de una película de Tarantino, con el que probablemente es el mejor personaje de la película) y posteriormente a Chris Mannix (otro genial Walter Goggins, al que pocos han reconocido como uno de los grandes aciertos de la película, siendo su papel una antítesis de su pequeño papel en Django), un hombre que dice ser el nuevo sheriff de Red Rock. Al llegar este selecto grupo de personajes a la posada de Minnie, se encontrarán allí conque la propietaria no está y que guarda el lugar un trabajador de Minnie, Bob, el mexicano (Damian Birhc). Dentro, espera un pequeño hombrecillo, Oswaldo Mobray (un peculiar Tim Roth, que al menos a mí, me recuerda en cierta medida al doctor-cazarrecompensas de Waltz en Django), un general del ejército confederado (Bruce Dern, con poco tiempo para demostrar que esto de actuar lo conoce muy bien) y un granjero, Joe Gadge (Michael Madsen, el más perjudicado de la película) que vuelve a casa por navidad. En la posada de Minnie, trataran de sobrevivir los unos a los otros a la intensa ventisca del exterior, viendo como surgen conflictos, amistades y enemistades. 
El cast de la 8ª película de Quentin Tarantino.
Ciertamente, aunque esta es la premisa de la historia (muy por encima, por supuesto), y pese a que Tarantino nos lo vendió como un western clásico, podríamos estar ante un nuevo género, un western de misterio, como se puede comprobar desde los primeros minutos de metraje, en los que el Mayor Warren se encuentra con John Ruth, comenzando desde entonces un juego entre todos los personajes para tratar de descubrir quiénes son realmente cada uno de ellos, conocerse los unos a los otros y comprobar si van a poder convivir en la posada de Minnie mientras dure la ventisca. Obviamente, el espectador no tardará en darse cuenta de que personajes van a mantener una cierta relación de fraternidad y cuáles van a tratar de consumar viejas rencillas de la época de la Guerra Civil Americana, más allá del color de la piel de cada uno, quedando algunos en su segundo plano de sospecha continuada (no dire quienes, ya que cada uno va a pensar en personajes distintos más que probablemente), tratando de sacar cada uno las conclusiones que pueda, en lo poco que va dejando el director hasta cierta parte en la que la historia da un vuelco completo, donde todo lo que habíamos ido pensando y viendo en pantalla ( al que escribe este post le ocurrió) cambia completamente para ofrecernos una ultima hora abrumadora, lo más entretenido que uno ha visto en lo que va de año, donde cada dialogo y cada movimiento de cada personaje se tiene en cuenta para disfrute del espectador y para tratar de predecir que va a ocurrir a continuación, cayendo en un error constante mientras el metraje sigue pasando ( hasta el 5º acto, donde todo queda más o menos revelado).
John "La Horca" Ruth intimidando a la buena de Daisy Domergue.
Al igual que en Django (yo diría que tocando menos los temas raciales, así como los políticos que nos quieren representar en los personajes de Samuel L. Jackson y Bruce Dern), Tarantino sabe montar un espectáculo tan entretenido como engañoso. Se ha comentado mucho en distintas redes sociales, así como en diversas críticas de la película, que al parecer algunos en todo momento conocen parte del misterio y que la película es previsible. Pues bien, ha servido que aquí escribe estas palabras, ni mucho menos le parece una película previsible (ciertamente, los últimos veinte minutos de la película, donde ya se ha descubierto todo el pastel, puede ser medianamente sencillo intuir que va a ocurrir a continuación, pero aun así hay sorpresas), además de no dejar el propio director nada al espectador que le induzca a sospechar en alguno de los personajes. Obviamente, a medida que avanza la trama, se da a entender en una parte del 2º acto, que hay alguien entre todos los odiosos que colabora con Daisy (en mi opinión, la mejor odiosa de todo el elenco, demostrando Jennifer Jason Leigh que sería una buena merecedora del Oscar, además de tener el reconocimiento que habría que tenérsele), empezando entonces las especulaciones. Pero nada más, hasta el inicio del 4º y por supuesto el 5º (ese acto que bien hubiese servido también de epílogo, en lugar de quedar extrañamente encajonado antes del acto final).
El Mayor Warren, un genial Samuel L. Jackson.
Como iba diciendo anteriormente, pese a que en mi opinión Jennifer Jason Leigh es sin duda la mejor intérprete de la película, con un personaje bastante complejo que parece que en ningún momento se tome en serio que vaya a llegar a la horca que la espera en Red Rock, llegando a tener momentos en lo que uno se plantea realmente si es la mala de la película, viendo diversos gestos con el personaje de Kurt Rusell que le llevan a uno a dudar en todo momento, reflejándose momentos de colaboración ( supuestamente forzada, pese a que hay momentos en que no lo parece) más allá de las distintas correcciones que le aplica “La Horca” a la asesina y fugitiva. El personaje de Kurt Rusell quizás es uno de los que mejor salen parados de la película, sin tener grandes momentos aparte del sospechoso inicio. Diría que es un reflejo de lo que los espectadores están viendo en pantalla: uno de los únicos personajes que se cuestiona en todo momento las diferentes apariciones que se van sucediendo a lo largo de la película, llegando a sospechar que hay alguien que quiere liberar a Daisy entre todos los personajes de la posada. Por otra parte, me gustaría destacar a los que creo que son los dos mejores intérpretes masculinos, Samuel L. Jackson y un Walter Goggins que por fin tiene un personaje a su altura, pese a que es el personaje más simple, no por su interpretación, que raya a buena altura, sino por no jugar en ningún momento con nosotros, por no llevar a la duda en esta tramposa película. Pero como bien decía, no por ello la actuación de Goggins es mala, sino que sabe sacarle buena partida a su personaje (o el director le hace sacarle partida), mostrándose como un Mannix simple, pero supuestamente confiable. Estos dos, que formaran una extraña pareja de principio a fin, mostrando una clara enemistad hasta una gran ayuda durante la película. Samuel L. Jackson vuelve a tener un personaje a la altura, quizás el personaje más Tarantino de todos lo que le ha ido ofreciendo el gran director. Un personaje ambiguo (entre honesto y mentiroso), de esos que no actúa hasta no tener las cosas claras, pero que también tiene ganas de venganza por diversos acontecimientos durante la guerra, uno de los que más situaciones bizarras nos deja en la película. Del resto de personajes, habría que destacar a Tim Roth y su monologo sobre la justicia (más allá de sus “manías” inglesas); un Bruce Dern el cual tiene poco tiempo en pantalla, suficiente para ser un reclamo y una buena decoración del escenario; un Demian Birch que también sale mal parada debido a su personaje del mexicano Bob, desencajado en todo momento en la película (sobre todo desde el momento en el que llega el Mayor Warren a la mercería); y por ultimo Michael Madsen, con el cual Tarantino vuelve a contar pero no sabe sacarle buen provecho a un personaje que podría haber dado más de sí ( sobre todo a medida que evoluciona la película y se revela todo el pastel). En general, todos presentan buenos personajes, pero por encima de todo, esto es cine de Tarantino y lo que hay son diálogos extensos, en esos en los que los personajes cuentan todo lo que el espectador quiere saber, pero lo suficiente como para que se sigan interesando por ellos, dibujando momentos en los que algunos se hacen muy extensos, pero no por ello menos disfrutables. Al igual que el resto de espectadores, uno se dará cuenta de que hay mucho mas elenco que solamente los supuestos 8 odiosos. Sorpresas inesperadas para todos.
¿Sólo 8?
Como en toda crítica que hago de una película del maestro Tarantino, trato de contar lo mínimo indispensable para que después cada uno saque sus propias conclusiones. Obviamente, si, es una película peor que Django, pero no por eso deja de ser una película muy entretenida (ojala que en los 11 meses restantes que quedan de este prometedor 2016 haya más películas de esta calidad y que no aburran), disfrutable al cien por cien y con un elenco de personajes a cada cual mejor, presentándose algunos personajes que son de lo mejor de la filmografía de Quentin Tarantino. Nuevamente, el maestro se atrevió con un western, le dio una vuelta de tuerca, nos hace disfrutar de algo que nos fue vendido como la temática continua de su anterior western, pero que ni mucho menos es así, quedando como una película situada en la época western, pero cuyo argumento “real” más bien seria tocado en una novela ligera de la gran Agatha Christie. Una película genial, muy entretenida, tramposa y que tendrá al espectador en vilo en todo momento, sobre todo una vez lleguen a la mercería de Minnie, en la cual transcurre casi todo el metraje, donde se reúnen ocho personas (¿seguro que solo ocho?) a refugiarse de la nieve y sobrevivir los unos a los otros.
Resumen: entretenida y engañosa. El más puro Tarantino.

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